PISTOLA LIBRE , NO APTA PARA DOMINGUEROS

Hace un mes he comenzado a “jugar” con la modalidad de Pistola Libre, si es que podemos llamar juego a efectuar un tiro de precisión con pistola a 50 mts de distancia.

La principal misión era ahondar en una disciplina muy desconocida para mi, dado que yo soy tirador de 25 mts. En mis mejores momentos he llegado a 548 puntos en Fuego Central, 535 en Estándar y 550 en aire comprimido, así que tampoco soy un novato en estas lides, aunque aún no sabía a ciencia cierta a que me enfrentaba de verdad.

He adquirido una Toz 35 , sin repuestos, o sea que la he usado tal como venía, con un alza estrecha, con la cacha bastante adecuada a mi mano y donde solo he tenido que fijar unas lijas para mejorar el agarre y evitar deslizamientos.

Mi programa consistía en una serie de diez sesiones de entrenamiento, una cada tres días, de las que una de cada dos seria en fuego y la otra en seco. El objetivo el Trofeo Comunidad Autónoma de Cantabria en Santander y el Cto. Autonómico de La Rioja, curiosamente uno el 20 y otro el 21 de junio. La misión alcanzar los 500 puntos.

A partir de este momento mi experiencia en Santander se resume en todo lo que NO hay que hacer.

Finalmente el plan se fue al traste, problemas oculares, trabajo y exámenes me han impedido completar el plan, apenas dos sesiones de fuego y dos en seco, solo una tirada de entrenamiento completa (468 puntos). Resultado, mi perfección se ha limitado a la zona del 8, todo lo que subiera a 9 o 10 sería suerte.

Hasta el momento me había dado cuenta que cuando hablábamos de Pistola Libre, hablábamos de palabras mayores, esta modalidad no perdona. Cualquier error se paga con creces, un 7 en Fuego Central es un 4 en Libre.

El posicionamiento debe ser perfecto para evitar desviaciones laterales, la sensación en el disparador perfecta, el control de los 60 gramos de presión en disparador impecable, y la visión de miras lo más centrada posible.

El 20 comienza la tirada en Santander, el campo de tiro de la Federación Cántabra es un lugar privilegiado, al lado justo de la playa y con unas vistas preciosas.

El día resultó muy soleado y aunque el blanco se encontraba en sombrío, sobre las 12,30 una fuerte iluminación indirecta bastante molesta incidía a unos dos metros del puesto de tiro.

Entre la luz y mis molestias oculares, usé un filtro marrón con el fin de limitar los efectos inmediatos de la luz, aunque quizá me perjudicara un poco en el blanco.

Trato de posicionarme bien, realizo varios disparos en seco y luego unos diez de prueba, las sensaciones no son malas, la peor puntuación un 7, y aquí……. Aquí comienzan los errores, posiblemente por la actitud festiva con la que asumí la prueba.

Primer disparo de competición, provocado, sin control, un tres. Primera anotación en mis apuntes. Continúo intentando centrarme, otro tres y dos cincos, el resto ochos y nueves, pero el mal estaba hecho.
Acusé la falta de entrenamiento, sobre todo la parada y el control de disparador, muchos cincos y seises, varios “escapados”, algunos otros provocados.

Si ya había metido cagadas, encima me equivoqué al regular el alza, y comienzo a tirar demasiado alto, otro error, no llevar mi habitual chuleta de regulaciones (El bañador no se me olvidó).

Sobre el disparo 35 las molestias oculares me comenzaban a impedir ver la zona de azonamiento, y en el 40 las molestias musculares por falta de tono muscular van en aumento. Comiencé a ayudarme del diafragma para conservar parte del aire inspirado y así soportar mejor las paradas.

Otro error del que me dí cuenta, tendía a no girar bien el cuello y por tanto no mirar por el centro de la lente de mis gafas. Y seguimos sumando.

Todo lo mencionado antes comenzó a ocasionarme más irregularidades de ejecución, solo tuve un error angular, pero por ejemplo percibí varios errores donde metí poco punto y por tanto los disparos fueron altos.
Resultado: 419 puntos y un chorro de experiencia.

Al día siguiente algo cansado pero con la lección aprendida asumí el autonómico de La Rioja, no voy a extenderme, pero no hubo ningún disparo escapado, la nota más pequeña un cinco, una mejor dosificación del tiempo y las condiciones de luz ( menos molesta que en Santander, usé un filtro amarillo) me permitieron acabar con la visión en mejor estado, el control de disparo casi impecable; por el cansancio muscular renuncié mucho pero bien, luché todos y cada uno de los disparos, finalizando con un 10 que me dejó un gran sabor de boca.

Resultado: 480 puntos, más experiencia y sensación de poder llegar a mucho más.

Pistola Libre, una modalidad apasionante, agotadora física y mental, no recomendable para aventureros y domingueros como yo, pero que engancha y donde el tirador de precisión debe echar toda la carne en el asador si quiere finalizar con éxito, en definitiva la prueba reina de la precisión.